miércoles, 5 de marzo de 2014

Comentarios artículos de José Contreras: ¿Qué es? y ¿Cómo se hace?

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24 comentarios:

  1. ARTÍCULO 2: ¿CÓMO SE HACE?... JOSÉ CONTRERAS
    Este artículo, redactado por el autor José Contreras, nos enuncia, en primer lugar, que la metodología de la investigación – acción es algo que en la práctica resulta mucho más complejo de lo que en un principio imaginamos, puesto que se trata de un tipo de investigación donde priman los contextos, los condicionantes y sus sujetos y, como en la realidad, todos ellos son cambiantes. Por tanto, debemos problematizar nuestras propias vivencias para tratar de buscar respuestas y soluciones a las mismas a partir de nuestra experiencia. Serán nuestros propios procesos reflexivos los que le otorguen sentido a la vida, con la finalidad de reconducir nuestro pensamiento y nuestra acción de forma satisfactoria, tantas veces como sea preciso.
    Según el modelo metodológico planteado, cualquier temática de interés acerca de nuestra realidad podrá ser objeto de estudio de la investigación – acción. A su vez, al tratarse de un proceso en espiral, cíclico y sin fin, podremos rectificar nuestras acciones y reflexiones de forma periódica, a través de un estudio exhaustivo de los logros y beneficios obtenidos, o no, durante el primer proceso, con la finalidad de mejorar el segundo. De esta manera, podemos concluir que se trata de de un sistema que opera de forma similar a la educación permanente, que se desarrolla a lo largo de la vida de un sujeto. Además, queda patente que hay que establecer diferencias entre aquello que es realidad y aquello que esperamos de la misma. Es decir, debemos concienciarnos de que, en muchas ocasiones, el problema principal de la investigación – acción en cuanto a un determinado ítem, no surge durante los primeros momentos de observación; sino que, a lo largo del proceso, lo que en un primer momento nos parecía obvio, acaba no siéndolo, y resultando el eje central de la problemática, por lo que habrá que estudiar y reconducir nuevamente nuestro estudio.
    A su vez, señalamos ciertos epígrafes, que quedan abiertos a posibles modificaciones y restructuraciones, sobre los que toda investigación en la acción suele cimentarse: definición del problema, análisis de la problemática y recogida de datos, análisis y reflexión y la propuesta de acción.
    No debemos olvidarnos tampoco de que la I – A es un proceso dirigido y fundamentado en los seres humanos, que somos seres sociales, cuyos intereses hay que respetar y salvaguardar, y es por ello que el autor cita, al finalizar el artículo, ocho principios éticos que deben ser respetados por todos nosotros a la hora de emprender cualquier proceso de investigación.

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  2. ARTÍCULO 1. ¿QUÉ ES? JOSÉ CONTRERAS
    El primer artículo del autor José Contreras nos indica que la Investigación – Acción es considera como una nueva forma de entender la enseñanza, no sólo de investigar sobre ella. Sin embargo, el término puede conducir a múltiples confusiones y a un gran vacío de significado específico, pues parece estar de moda la tendencia a confundirla con cualquier tipo de práctica educativa mínimamente reflexiva.
    K. Lewin, en los años 40, en EEUU, quiso entenderla como un tipo de investigación que no se limitara a la mera producción bibliográfica, sino que integrara el conocimiento empírico con las actuaciones sociales, descubriendo que los cambios en la propia sociedad se consolidaban definitivamente cuando los sujetos afectados se involucraban notoriamente en dicho proceso. Sin embargo, con el tiempo, se volvió a la tradicional separación de la investigación y la acción. Posteriormente, fueron L. Stenhouse y J. Elliot los que afirmaron la idea del profesor como investigador, el cual es el único sujeto capaz de traducir sus propios pensamientos a la práctica y de reflexionar, precisamente, sobre ese significado práctico de las acciones. Por último, S. Kemmis y W. Carr, en los años 80, en Australia, reconceptualizaron la idea del valor de las prácticas individuales del profesor, extrapolándola a contextos de cambio social donde estas acciones, pensamientos y reconducciones prácticas, se emprenden de manera colectiva.
    Por ello, se considera a la I – A como un proceso integrador de conocimiento y práctica, porque la propia práctica se considera objeto de investigación, y no una forma de aplicar el conocimiento disponible hasta el momento; por lo tanto, ambos formarán parte del mismo proceso. A su vez, cuestiona la visión instrumental de la práctica, porque no se trata de un conjunto de acciones destinadas a unos resultados concretos, al no existir separación alguna entre medios y fines. Finalmente, la I – A es realizada por los propios implicados en la práctica que se investiga, puesto que no es posible la divergencia entre aquellos que investigan y aquellos que actúan. Además, la I- A tiene por objeto mejorar aquella práctica que se investiga, y los contextos y las condiciones en las que ocurre, por lo que no alberga la preocupación desmesurada de la investigación tradicional en base al cúmulo de conocimiento. Además, este tipo de investigación no puede obviar los marcos institucionales, la cultura o la sociedad en la que opera, por lo que también representa una visión de las propias necesidades sociales.
    Sin embargo, históricamente y a lo largo del tiempo, han existido múltiples formas de entender la I – A. En el enfoque técnico, de clara preocupación eficientista, los expertos diseñan un modelo para que los prácticos lo ejecuten, poniendo gran énfasis en los resultados finales, ya prefijados de antemano. El enfoque práctico, representa un trabajo de indagación y reflexión de la práctica a la luz de sus fines y viceversa. Y, para concluir, el enfoque crítico, afirma que es necesario plantearse la modificación de las estructuras sociales, puestos que éstas coartan el proceso a través de múltiples restricciones.




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  3. Silvia Concepción Luque comentó lo siguiente:José Contreras Domingo analiza el significado de la Investigación-Acción como una forma de mejorar la práctica (social y docente) a través del análisis de los fenómenos, para ello considera importante la implicación de las comunidades; así como el trabajo individual de los docentes y pone de manifiesto la importancia de unas prácticas educativas independientes de directrices externas, favoreciendo la autonomía del profesorado dentro del aula. Para ello sería necesario un papel más activo recalca, que permita a los docentes reflexionar sobre sus tareas, utilizando el conocimiento y el ejercicio de sus facultades con el fin de mejorar. Por otro lado, gracias a contribuciones de autores destacados como Lewin, Stenhouse, John Elliot, Kemmis o Karr se pone de relevancia que la investigación-acción sería inexistente sin una implicación por parte de la comunidad hacia los hechos o fenómenos, que se investigan. Con lo cual, para conseguir una sociedad más crítica y desligada de las opresiones ideológicas han de trabajarse los valores de la racionalidad, la justicia, la democracia y la vida satisfactoria. No tiene ningún sentido en el ámbito social el modelo técnico, puesto que los fenómenos son hechos aislados y complejos con personas diferentes y únicas. Sin embargo, debido a las restricciones institucionales e ideológicas es uno de los más utilizados hoy en día. Se hace necesario el uso del debate y la cooperación en el campo de la investigación, algo que consume tiempo y debería estar reconocido socialmente, debido a la gran repercusión que podría suponer para mejorar la calidad educativa.

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  4. ¿QUÉ ES Y CÓMO SE PRODUCE LA INVESTIGACIÓN EN LA ACCIÓN?

    En el artículo de José Contreras, podemos ver lo complejo que es definir el concepto de investigación en la acción. Debemos destacar que este término no ha sido entendido de la misma forma a lo largo de la historia (señalando las aportaciones de autores como Kurt Lewin años 40, Stenhouse y Elliot años 70, y Kemmis y Carr años 80), ni tampoco ha sido entendida de una forma única ideológicamente hablando (modelos técnico, práctico y crítico).
    Me gustaría resaltar que según el autor, la investigación acción es un proceso que integra el conocimiento y la acción, pero no una acción entendida como algo instrumental, es decir como un medio para obtener un resultado previsto, sino como un valor que tiene por sí misma la acción como experiencia. La investigación en la acción tiene como objetivo principal transformar y mejorar las prácticas sociales (en las que se incluyen las prácticas educativas), estando los propios investigadores implicados en la misma.
    Para llevar a la práctica la investigación acción, necesitamos de una metodología, la cual, según José Contreras, es la suma de evidencias que obtenemos de la realidad y los procesos reflexivos sobre los que intentamos darle sentido a esa realidad, a nosotros y nuestra función en ella.
    La metodología que sigue la I-A es un ciclo, es decir, un proceso en espiral que comienza a partir de la delimitación de una situación en donde vivimos problemas prácticos. Posteriormente, necesitamos profundizar en el significado de ese problema (por qué es un problema, cuáles son sus características, cuál es el contexto en el que se produce, así como las diferentes perspectivas acerca del problema). En tercer lugar, debemos analizar los datos e interpretaciones, de modo que sea posible visualizar el sentido de la mejora deseable. A continuación, se debe proponer la acción que se va a llevar a cabo, y a partir de aquí, dará comienzo un nuevo ciclo, comenzando por recopilar de nuevo evidencias de los problemas en la práctica actual, y continuando con el ciclo explicado anteriormente.
    José Contreras propone dividir este proceso de investigación en la acción en las siguientes fases:
    -Definición de un problema práctico.
    -Recogida de datos.
    -Análisis y reflexión.
    -Propuesta de acción.

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  5. Después de analizar el significado de la investigación-acción en el primer artículo de José Contreras. En el segundo artículo del mismo autor, se pone de manifiesto el proceso de la investigación desde la acción. Partimos siempre de un fenómeno o un hecho, fuera de lo común. Como puede ser el comportamiento de un grupo en un aula. Para entender este hecho José Contreras señala en su artículo la necesidad de analizarlo desde su complejidad, y para ello se hace necesario:

    Primero, definir el problema o fenómeno. Para evitar caer en juicios de valor y en la parcialidad.

    Segundo, tener en cuenta de que al tratarse de un fenómeno que implica a un colectivo hay que tener especial cuidado con la información que recogemos. Ya que podría resultar dañina a efectos luz. Por lo tanto habrá que seguir unos principios de confidencialidad, obtención de los permisos oportunos y mantener el anonimato de las personas expuestas dentro del proceso; siempre y cuando quieran permanecer en la sombra. Así como a efectos de instituciones y organizaciones habrá que tener un consentimiento lícito.

    Tercero, en el análisis y reflexión de las variables que afectan directamente o indirectamente al fenómeno habrá que tener en cuenta los métodos empleados en la recogida de la información. Se hace necesaria la colaboración con colegas, para obtener una visión más amplia del fenómeno; y así contrastar con las evidencias recogidas, en su vertiente individual, académica y en relación a los aspectos organizativo-institucionales.

    Al tratarse de un fenómeno que afecta a una realidad compleja, pueden existir multitud de alternativas para proponer finalmente en la propuesta de intervención.

    Cuarto, la propuesta de acción constituye el fin de toda investigación que pretenda transformar una realidad, por ejemplo las horas de estudio y el fracaso escolar pueden estar relacionadas con el tiempo del ocio, la alimentación, las horas de descanso, etc. Con una entrevista o cuestionario podemos conocer las causas de un problema, e intervenir directamente sobre la realidad del colectivo para contribuir al bienestar y mejora organizativa y contextual.

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  6. Tras leer los dos articulos de José contreras sobre qué es y cómo se hace la I-A y después de leer el último correo que mandaste con algunas preguntas con las que podemos reflexionar, mis conclusiones son las siguientes:

    1. Según mi opinión, los rasgos de la I-A deberían de estar colocados de la siguiente manera:
    - I-A supone una visión sobre el cambio social: es interesante la idea de que la comunidad se puede educar a si misma. Es algo dificil de hacer porque los miembros que la componen, no siempre están dispuestos a variar el modo y el método de enseñanza.
    - I-A es realizada por los implicados en la práctica que se investiga: no hay agentes externos, sino que los propios sujetos la llevaron a cabo, con lo que había datos más importantes y relevantes de dentro que si lo hace alguien de fuera.
    - I-A como objeto de mejorar la práctica: sólo por la mejora de la práctica y no por acumular conocimientos. Es mejor, a mi juicio, dominar unos temas muy concretos, que varios temas sin tener realmente ni idea de nada.
    - I-A cuestiona la visión intrumental de la práctica
    - I-A integrada por conocimiento y acción: como en todas las investigaciones, todo se fundamenta en la práctica y en el conocimiento.


    También me parece interesante el modelo crítico puesto que tal y como explica, incluso nosotrxs al pedir informaciona a alguna institución o centro educativo nos hemos topado en ocasiones con alguna dificultad y con restricciones de algún tipo.

    El enfoque práctico tambien me parece importante sobre todo el que dice que los cambios sociales en educación dependen sobre todo de las posibilidades que tenga el profesorado para cambiar sus prácticas educativas. Algo no tiene porque ser fácil, puesto que siempre hay retinencias según el profesorado, en especial, con el más veterano.

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  7. En cuanto al ciclo de la I-A, me parece adecuado el orden que expresa Contreras, pero al ser in ciclo en espiral, al volver a repetirse de nuevo, entonces si que se podría cambiar el orden de los pasos según crea el investigador, teniendo en cuenta, además, el tema del que se trate, puesto cada tema dará más o menos juego en el cambio de orden de los pasos.

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  8. Laura Bereijo Barcia comentó lo siguiente

    - ¿Cómo reordenaríais los cinco rasgos de la i-a que explica Contreras en el artículo 1, situando en primer lugar el más destacado y esencial y los demás en sentido descendente de importancia?
    Para comenzar con la primera pregunta dejar claro un aspecto de la i-a que a mi parecer es relevante, como explica Lewin no sólo los investigadores forman parte de una investigación, sino que los protagonistas de esta son igual de importantes. En resumen, estos deben participar en la toma de decisiones ya que la I-A no es el estudio único y exclusivo de los investigadores, sino el de nuestras prácticas.
    Respecto a los rasgos es complicado hacer un orden de importancia ya que los tres tocan aspectos necesarios para poder entender y conocer la i-a, sin embargo me atrevería a situar en primer lugar “La I-A supone una visión sobre el cambio social” ya que nos define claramente que tiene como misión cambiar las prácticas sociales. Como segundo rasgo “La I-A integra el conocimiento y la acción”, debemos saber que la investigación quiere conocer y descubrir una realidad, mientras que la práctica serían técnicas que se producen a través de ese conocimiento. Siguiendo en la línea de la práctica, los siguientes rasgos serían sobre su importancia en la investigación, por lo que es difícil ordenarlos. El tercer rasgo saber que “La I-A tiene por objeto mejorar la práctica”, este rasgo diferencia la investigación acción de la investigación convencional, donde mayormente se ocupan del conocimiento, al contrario que la I-A que se implica en la práctica, teniendo como últimos rasgos “La I-A es realizada por los implicados en la práctica que investiga” y “La I-A cuestiona la visión instrumental de la práctica”. Como punto de interés Contreras nos dice que las actuaciones deben analizarse en relación al valor educativo que tienen por sí mismas como experiencia y no por el valor instrumental.
    Por lo que vemos en el texto de Contreras, este quiere dejar claro la relación tan importante que existe entre la I-A y la práctica.

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  9. Laura continua comentando:
    - ¿Pensáis que es preciso iniciar una i-a definiendo un problema, luego analizarlo, recogiendo datos, reflexionando y concluyendo finalmente, como insinúa en el capítulo 2?
    Yo opino que toda investigación debe de seguir un proceso con una serie de etapas bien definidas, donde aparezcan todos los aspectos relevantes de lo que queremos investigar. Durante el desarrollo de estas etapas siempre se puede ir modificando la información, tanto incluyendo como quitando, ya que siempre encontraremos información nueva que nos puede servir de ayuda.
    Al comenzar un proceso de investigación debemos prestar atención a nuestro alrededor para ver alguna problemática sobre la que nos interese actuar e investigar. Yo aconsejaría hacerlo sobre el tema que más nos llamase la atención, así nos esforzaríamos más en su investigación. Puede darse la posibilidad de que haya mucha o muy poca información, por lo que tenemos que ir recogiendo datos de una forma muy rigurosa para poder analizarlos e interpretarlos. La recogida de datos puede darse varias veces durante el proceso, ya que a medida que vamos avanzando y ampliando nuestra información se producirán nuevos intereses y visiones sobre la investigación e incluso cambiar el enfoque según los datos adquiridos por las diferentes herramientas de las que dispongamos (cuantas más mejor). Primero tenemos que saber de qué o de quien queremos sacar información, y a continuación seleccionar las técnicas, ya que algunas serán más o menos útiles según lo que queramos observar. Por mi experiencia utilizaría principalmente las entrevistas y la observación directa, ya que otras técnicas son más fáciles de manipular, también debemos cuidar lo que escribimos y la información que aportamos, ya que una investigación es pública y no podemos hacer un uso inadecuado de ella. Es muy importante contar con el punto de vista de los implicados, ya que la investigación gira entorno a ellos.
    Una vez esto debemos reflexionar sobre lo que es y debería de ser, tarea complicada ya que no todo el mundo tiene el mismo punto de vista sobre un problema, por lo que tendremos que entender la realidad para poder ser lo menos subjetivos posible.

    ¿Podéis ejemplificar alguno de los principios éticos de toda i-a?
    Elijo estos principios:
    Todas las personas e instancias relevantes para el caso deben ser consultadas y deben obtenerse los consentimientos posibles.
    El alumnado tiene los mismos derechos que el profesorado, o cualesquiera otros implicados, respecto a los datos que proceden de ellos. En concreto, debe negociarse con los alumnos y alumnas las interpretaciones de los datos que procedan de ellos y obtenerse su autorización para hacer uso público de los mismos.
    En este caso estaría investigando sobre un trastorno que pueda tener un niño, ya que actualmente estoy de prácticas en un colegio donde tanto la psicóloga como yo preguntamos a los alumnos que cuentan sus problemas si yo puedo estar presente o no para conocer sus emociones y proceder a realizar un informe con sus problemáticas (algunos lo autorizan y otros no). Siempre y cuando lo autoricen podré realizarles test, cuestionarios, entrevistas a ellos y a sus padres, observarlos en clase y en el patio, etc.
    Como ejemplo de otra investigación un tanto más amplía sería investigar: en un centro escolar quieren ampliar los conocimientos e instrumentos de aprendizaje de las familias con hijos con trastornos. ¿Qué podemos hacer para mejorar esta situación?

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  10. Preguntas propuestas:

    1. ¿Cómo reordenaríais los cinco rasgos de la i-a que explica Contreras en el artículo 1, situando en primer lugar el más destacado y esencial y los demás en sentido descendente de importancia?

    No cambiaría el orden de los enunciados que aparecen en el texto. En primer lugar defiendo la idea de que todo proceso de investigación requiere un conocimiento previo de la realidad, objeto de estudio. Por otro lado no se puede pretender orientar la investigación-acción hacia unos resultados determinados, el ámbito educativo es ambiguo en su complejidad, en donde interactúan personas, culturas o/y diversas.
    Por otro lado, la investigación se realiza con la participación de los implicados, para finalmente mejorar la práctica, a partir de una reflexión sobre la acción y con la que se pretende el cambio social de una realidad, que se considera problemática.

    2. ¿Pensáis que es preciso iniciar una i-a definiendo un problema, luego analizarlo, recogiendo datos, reflexionando y concluyendo finalmente, como insinúa en el capítulo 2?

    No siempre tiene porque seguir este orden, ello dependerá de la competencia del investigador en primer lugar, segundo de la experiencia que tenga en el campo de estudio o análisis, y tercero del papel (interno o externo) que tenga dentro del ámbito en donde sucede el fenómeno objeto de estudio.

    Antes de llegar a un problema, podemos analizarlo a través de observaciones si somos tutores por ejemplo, para llegar a las causas y determinar el problema, por ejemplo comportamiento de un adolescente que sufre acoso escolar en la sombra. Son situaciones difíciles de determinar, y que se producen en inverso. Sería diferente si partimos de un hecho como por ejemplo el absentismo escolar.

    3. ¿Podéis ejemplificar alguno de los principios éticos de toda i-a?
    Ejemplos de los principios éticos:

    1. Para realizar un video, para la investigación con adolescentes de 14 años. Se requiere el consentimiento previo de los padres y del menor.
    8. Realizar una investigación dentro de un aula requiere poner en conocimiento de los implicados: las causas, el procedimiento y los fines, entre otras.

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  11. Comentario y respuesta a la pregunta relacionada con el artículo 1 “¿Qué es?” de José Contreras

    El primer artículo de José Contreras aborda qué se puede entender por Investigación en la Acción (I-A), aclarando en primer lugar que el término de Investigación en la Acción es utilizado para denominar antiguas técnicas de investigación y prácticas educativas que no se pueden considerar como Investigación en la Acción en sí mismas, lo que genera confusión sobre lo que es en realidad. Sin embargo, dar una definición única es algo complejo, ya que existen diferentes concepciones sobre la misma. Así, a lo largo de la historia, han ido surgiendo distintos planteamientos de la I-A como el de Lewin en los años 40, el de Stenhouse y Elliott en los 70 o el de Kemmis y Carr en los 80.
    Pero, aun habiendo diferentes enfoques, Contreras resalta en este artículo diversos rasgos propios de la I-A. Personalmente y respondiendo a la pregunta de “¿Cómo reordenaríais los cinco rasgos de la i-a que explica Contreras en el artículo 1, situando en primer lugar el más destacado y esencial y los demás en sentido descendente de importancia?”, pienso que todos son fundamentales a la hora de entender la I-A, pero considero que por importancia debería ir organizados de la siguiente manera:
    1) La I-A tiene por objeto mejorar la práctica. Considero que este rasgo es el más importante ya que es en lo que se basa y da sentido a la I-A; si en el proceso que conforma la I-A no se investigara en función de la práctica o se investigara solamente para adquirir conocimientos, ya no estaríamos hablando de investigación en la acción, si no de investigación convencional.
    2) La I-A es realizada por los implicados en la práctica que se investiga. Sitúo este rasgo en segundo lugar porque creo que para cambiar la práctica es esencial que no intervengan personas ajenas a ella (expertos o técnicos que diseñen la investigación para que la apliquen otros) sino aquellos que se encuentran integrados en la práctica (prácticos), no sólo porque son los que conocen de primera mano la problemática que se quiere resolver, sino porque para que haya un cambio y una mejora de la práctica debe de haber un cambio en las actuaciones y en las pretensiones de los implicados de la misma. Si no fuera así no se produciría ninguna mejora en la práctica.
    3) La I-A integra el conocimiento y la acción. Considero este rasgo como el tercero porque me parece fundamental para conocer cómo se aplica la I-A, ya que rompe con el concepto tradicional de que se necesitan unos conocimientos previos para posteriormente llevarlos a la práctica, convirtiendo a la misma en objeto de estudio, de tal modo que el conocimiento no se puede dar sin la acción a través de la práctica.
    4) La I-A cuestiona la visión instrumental de la práctica. Este rasgo aunque lo sitúe en cuarto lugar, lo considero igual de importante que el tercer rasgo, ya que ambos describen aspectos característicos del proceso en sí de la I-A. Así, no se entiende la práctica como un proceso que se limita a conseguir resultados, sino que éstos se han de convertir en parte de este proceso

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  12. Comentario y respuesta a la pregunta relacionada con el artículo 1 “¿Qué es?” de José Contreras (continuación)
    Por último, creo conveniente comentar aparte que la I-A supone una visión sobre el cambio social. Considero este rasgo importante ya que la I-A en su planteamiento establece un modo de cambiar las prácticas sociales teniendo en cuenta que en estas prácticas influyen diversos factores. Así, el artículo nos da el ejemplo del ámbito de la educación, en el que están implicados aspectos como el marco institucional o la cultura establecida en los centros. Por tanto, para cambiar las prácticas sociales, debemos entender la influencia que ejercen estos aspectos sobre estas, entendiendo la i-a como una forma de enfrentarse a las limitaciones que imponen los mismos de tal forma que los implicados en la práctica educativa asuman la responsabilidad de cambio social. Comento aparte este rasgo porque considero que es una consecuencia de la aplicación de todo el proceso de I-A, a tener que adquirir una actitud crítica ante los factores que limitan cambios en las prácticas educativas y sociales, como por ejemplo los currículos educativos o la normativa de cualquier institución.

    A su vez, el texto señala tres modelos básicos de I-A: el técnico, el práctico y el crítico o emancipador; señalando que el modelo técnico en realidad no se puede considerar I-A y realzando por tanto los dos últimos, ya que según el modelo técnico los procesos consistirían en una aplicación por parte de los prácticos de una investigación diseñada por técnicos. A su vez, señala que el modelo crítico puede provocar la dependencia por parte del profesorado de lo teórico, debido a la importancia que se le concede desde esta perspectiva.
    Por último, el autor concluye que la I-A es una forma de entender la enseñanza, y no de investigar sobre ella, ya que nos lleva a entender la labor docente como una labor de reflexión sobre las experiencias educativas para el cambio de la práctica educativa y la mejora de la misma.

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  13. Respuesta a las preguntas relacionadas con el artículo 2 “¿Cómo se hace?” de José Contreras

    - ¿Pensáis que es preciso iniciar una i-a definiendo un problema, luego analizarlo, recogiendo datos, reflexionando y concluyendo finalmente, como insinúa en el capítulo 2?

    Considero, teniendo en cuenta lo que es la I-A, que es fundamental realizarla de esta manera, aunque hay que tener en cuenta que no es un proceso que concluya sin más, sino que las conclusiones a las lleguemos nos pueden llevar a reformular la investigación o a plantearnos nuevas cuestiones después de aplicar las conclusiones para solucionar el problema, siendo la I-A un proceso cíclico o en espiral, tal y como señala el artículo.

    - ¿Podéis ejemplificar alguno de los principios éticos de toda i-a?

    Uno de los principios éticos que señala este artículo y que se puede ejemplificar perfectamente es el principio número 1: “Todas las personas e instancias relevantes para el caso deben ser consultadas y deben obtenerse los consentimientos precisos”. Así, por ejemplo, si un profesor quiere hacer una investigación en un centro educativo para conseguir que el alumnado que no tiene un buen rendimiento en sus estudios mejore, se ha de informar tanto a los profesores del centro como a los padres, madres o tutores de los alumnos y alumnas, así como al propio alumnado, de la investigación que se quiere realizar, y se debe pedir permiso al Equipo Directivo y al Consejo Escolar para llevarla a cabo.
    A su vez, me gustaría destacar también el principio número 7: “En los informes públicos de la investigación, debe mantenerse el anonimato de las personas que participan en ella, así como de las instituciones implicadas, a no ser que haya deseo en contrario de los interesados y autorización para ello. En todo caso, debe mantenerse el anonimato del alumnado.” Actualmente, teniendo en cuenta que vivimos en la sociedad de la comunicación, y que gracias a las nuevas tecnologías tenemos acceso a todo tipo de información, es esencial en toda investigación que se haga pública que se protejan los datos de los participantes de la misma. Es fundamental proteger la privacidad de los mismos, sobre todo cuando en las investigaciones participan, menores de edad, como en el ejemplo que he expuesto anteriormente.


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  14. ARTÍCULOS DE JOSÉ CONTRERAS

    Bajo las siguientes premisas de ¿Qué es la I-A? y ¿Cómo se hace? y después de realizar el recorrido histórico destacando los 3 hitos más importantes y significativos de la I-A, relacionados con los tres modelos básicos de Grundy: modelo técnico, práctico y crítico, en los artículos de José Contreras y respondiendo a la primera de las cuestiones planteadas, se concluye que la INVESTIGACION- ACCION: integra el conocimiento y la acción y convierte la práctica en objeto de investigación, de manera que conocer y actuar deben formar un solo proceso; cuestiona la visión instrumental de la práctica, ya que no es un mero planteamiento de resolución de problemas, sino un proceso para decidir actuaciones con las que conseguir los objetivos previstos, por tanto se debe analizar la calidad educativa a través de la experiencia y rechazando la visión tecnológica de la práctica; la I-A es realizada por los propios implicados en la práctica que se investiga, no con el estudio de lo que otros hacen, al mismo tiempo que se supone una visión de cambio social en el que los propios implicados deben ser quienes asuman el protagonismo y finalmente con el objetivo de trasformar y mejorar la práctica desligándose de la investigación convencional más preocupada por la acumulación del conocimiento.

    Por tanto para llegar a una correcta definición que se aproxime lo mejor posible y englobe todo lo anteriormente expuesto, podemos determinar que la I-A: es una forma de entender la enseñanza integrando reflexión y trabajo intelectual en el análisis de las experiencias que se realizan, no solo de investigar sobre ella; que la I-A no se puede reducir al aula ni a los centros ya que la educación afecta a toda la comunidad social; que no debe ser nunca una tarea individual sino un trabajo cooperativo y que debe por tanto, considerarse una exigencia laboral con el merecido reconocimiento social y profesional. En definitiva, la INVESTIGACION en la ACCION puede considerarse como bien apunta el autor, como: “una forma de entender la enseñanza, no sólo de investigar sobre ella y de entender el oficio docente integrando la reflexión y el trabajo intelectual en el análisis de las experiencias que se realizan”

    Y una vez aclarada la primera cuestión es necesario resolver a la segunda premisa: ¿CÓMO SE HACE?

    Pues bien, la investigación necesita de una metodología, ya que va a ser la simplificación de algo que en la praxis es mucho más dificultoso. Las técnicas, los recursos y los métodos, siempre al son de la filosofía en que se inspira la I-A, van a tener también un papel importante en este proceso continuo y cíclico de reorientar la problemática a mejorar, implicando a la comunidad educativa u otros sectores sociales en el propio proceso de investigación y no debiendo olvidar que la I-A debe ser un proceso público y basado en unos principios éticos en los que deben ampararse siempre sus investigadores.

    Por último, para llevar a cabo este proceso periódico, continuo e interminable se necesitan unas pautas a seguir que conformarían los siguientes aspectos: partir del problema inicial; centrar el problema y su contexto; profundizar en él planteando y recogiendo datos para posteriormente analizar la recogida e interpretaciones obtenidas orientándolas a nuevas posibilidades de acción, afrontando con ello dilemas, contradicciones y dificultades, para finalmente pasar al segundo ciclo redireccionando el problema y el nuevo análisis, con una propuesta de acción siempre basada en supuestos e hipótesis.

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  15. ¿QUÉ ES? JOSÉ CONTRERAS.
    La tarea de definir la investigación acción es muy difícil debido a las numerosas concepciones que el término ha sufrido a lo largo del tiempo. Los tres momentos más importante fueron: en los 40 Kurt Lewin la definió como una proceso cíclico de exploración, actuación y valoración de los resultados; en los 70 Lawrence Stenhouse y de John Elliott la entienden como una investigación sobre el resultado práctico que pueden tener unas ideas educativas concretas; y por último, en los 80 Stephen Kemmis y Wilfred Carr para los que se trata de un proceso de cambio social que se lleva a cabo de manera colectiva. Podemos decir la I-A integra el conocimiento y la acción (la práctica es el objeto de investigación), cuestiona la visión instrumental de la práctica (la práctica no se dirige a unos resultados previstos), es realizada por los implicados en la práctica que se investiga, tiene por objeto mejorar la práctica (tanto sus cualidades internas como las condiciones en las que se lleva a cabo) y supone una visión sobre el cambio social (tiene por fin cambiar las prácticas sociales).
    Grundy señala tres modelos básicos de I – A: técnico (procesos guiados por expertos en los que se ejecuta la investigación, pretende obtener resultados ya prefijados, con una clara preocupación productivista o eficientista), práctico (se dirige a la realización de los valores intrínsecos a la práctica educativa) y crítico (la realización del modelo práctico no siempre es posible gracias a las restricciones institucionales e ideológicas; por lo que es necesario transformarlas, para lo que debemos acudir a fuentes teóricas críticas). Por tanto, elegir un tipo de modelo depende de la forma de identificarse ideológicamente de cada uno.
    ¿CÓMO SE HACE? JOSE CONTRERAS.
    Al igual que en todas las investigaciones, en la I – A es necesario llevar a cabo una metodología. La I – A consiste en una espiral de acción-observación-reflexión… por lo que al iniciarla debemos proponer un ciclo con los pasos que vamos a seguir. Podríamos definir los siguientes pasos:
    1. Buscar un problema: l proceso de I - A se centra en investigar un problema o una situación problemática, a veces es difícil localizar un problema, por lo que podríamos primero elegir un espacio de investigación y luego buscar el problema.
    2. Analizar el problema en profundidad y recoger datos para posteriormente…
    3. … Analizarlos y reflexionar.
    4. Hacer una propuesta de actuación (se debería plantear una mejora y ser analizado de nuevo).

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  16. 1. ¿Qué es?
    En este artículo, José Contreras trata de conceptualizar el proceso de Investigación- Acción, no dando una definición concreta ya que como él mismo dice, es muy complicado definir claramente qué es.
    En la conceptualización de la Investigación- Acción, el autor destaca tres hitos importantes en su historia que son: El trabajo de Kurt Lewin (años 40), el trabajo de Stenhouse y Elliott (años 70) y el trabajo de Kemmis y Carr (años 80).
    Las diferentes concepciones sobre la Investigación Acción, han derivado en tres modelos básicos: técnico, práctico y crítico.(Grundy).
    Además de esto, José Contreras establece unos rasgos definitorios, unas características que todo proceso de Investigación- Acción debe tener para serlo.
    A la pregunta planteada “ ¿Cómo reordenarías los cinco rasgos de la i-a que explica Contreras en el artículo 1, situando en primer lugar el más destacado y esencial y los demás en sentido descendente de importancia?”, considero que ningún rasgo es más importante que otro ya que juntos conforman el verdadero carácter y fin de la Investigación- Acción, pero analizándolos profundamente, considero que el primero debería ser “La I-A tiene por objeto mejorar la práctica”; opino que éste es el rasgo más importante porque es lo que la diferencia de la investigación convencional, que sólo busca acumular y obtener conocimientos. Otro rasgo muy importante es “La I-A supone una visión sobre el cambio social”, ya que lo que se pretende es transformar la sociedad (la educación está inmersa e influida por la sociedad en la que se encuentra). Esta transformación, en la I-A, es realizada por los implicados, que deben transformarse a sí mismos, y por tanto a la sociedad.
    En tercer lugar, situaría “La I-A es realizada por los implicados en la práctica que se investiga”. La I-A no es el resultado de lo que otros plantean, si no que es el propio sujeto investigado el que la realiza. Rompe la barrera de la investigación tradicional existente entre quien investiga y quién actúa.
    En cuarto lugar situaría “La I-A integra el conocimiento y la acción”. La investigación acción integra teoría y práctica, convierte la práctica en objeto de investigación. Hace que conocer y actuar que habitualmente van separadas, se unan para dar mayor sentido al conocimiento y a la realidad investigada.
    Finalmente, situaría en último lugar “La I-A cuestiona la visión instrumental de la práctica”. La Investigación- Acción no entiende la separación entre procesos y resultados. No debe tenerse en cuenta tanto los resultados en sí, si no que considera más importante las actuaciones a realizar y el valor educativo que tienen por sí mismas.

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  17. 2. ¿Cómo se hace?
    -¿Pensáis que es preciso iniciar una i-a defendiendo un problema, luego analizarlo recogiendo datos, reflexionando y concluyendo finalmente como insinúa en el capítulo 2?
    Considero que sí, ya que toda investigación parte de un problema que se plantea y en el que se debe profundizar, analizando tanto el problema en sí como su contexto. Después, se realizará una propuesta de acción para resolverlo, lo que dará lugar a otros problemas, con lo que habrá que volver al principio y plantear otra I-A.
    Dicho con otras palabras, aplica el método científico al proceso de I-A.
    -¿Podéis ejemplificar alguno de los principios éticos de toda I-A?
    “Deben obtenerse permisos para realizar observaciones (salvo cuando se trate de la propia clase) o examinar documentos que se elaboran con otros propósitos diferentes al de la investigación y que no sean públicos.”
    Un claro ejemplo de este principio es que cuando se realiza una investigación en un centro educativo, casi todos los datos son confidenciales y se necesita el permiso tanto de padres como de alumnos y del personal docente del centro.
    A mi modo de ver, cualquiera de los principios señalados tiene que ver con el anonimato y la confidencialidad de las personas con las que se trabaja.
    Actualmente en mi centro de prácticas, para poder realizar una prueba de inteligencia a una alumna menor de edad, he tenido que solicitar tanto su autorización como la de sus tutores legales, además, he tenido también que informar a la directora del centro de la realización de dicha prueba.

    También me gustaría resaltar en relación al último principio que no siempre en las investigaciones los sujetos conocen y acuerdan los principios éticos, y debería incidirse más en ello.

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  18. ARTÍCULO 1: ¿QUÉ ES?.
    En este primer artículo, el autor pretende conceptualizar la Investigación-acción, intentando aclarar qué se puede entender por la misma, ya que es un concepto difícil de definir.
    A lo largo de la historia de la I-A destacan 3 hitos importantes:
    1.Kurt Lewin, (años 40), define el trabajo de la I-A como un proceso cíclico de exploración, actuación y valoración de resultados. Las ideas de Lewin, pese a durar poco, tuvieron influencias en el ámbito educativo.
    2.Lawrence Stenhouse y John Elliott, (comienzos de los años 70 dentro del ámbito educativo). Para ellos la I-A ya no significa una técnica de investigación para ocasionar cambios, sino la convicción de que las ideas educativas sólo pueden expresar su valor cuando se traducen a la práctica.
    3.Kemmis y Carr (años 80). Para ambos, la I-A trata de un proceso de cambio social llevado a cabo de forma colectiva.
    Rasgos específicos de la I-A: La I-A integra el conocimiento y la acción; cuestiona la visión instrumental de la práctica, es realizada por los implicados en la práctica que se investiga, tiene como objeto mejorar la práctica y supone una visión sobre el cambio social.
    Pese a estos rasgos distintivos y específicos de la I-A, esto no quiere decir que haya una única forma de entenderla y practicarla.
    Los 3 modelos básicos de la I-A (Grundy):
    -Técnico: tiene que ver con los procesos guiados por expertos donde en los que los prácticos ejecutan la investigación diseñada por aquellos y dirigida a la obtención de resultados ya prefijados.
    -Práctico: procesos de I-A dirigidos a la realización de aquellos valores intrínsecos a la práctica educativa. (Aquí se refleja el trabajo de Elliot y Stenhouse).
    -Crítico: defiende la idea de que no siempre es posible la realización de lo que supone el modelo práctico debido a una serie de factores influyentes.
    Por último, no debemos olvidar el importante papel que juega la I-A en el ámbito educativo. La I-A es una forma de entender la enseñanza, no sólo de investigar sobre ella. Entiende la enseñanza como un proceso de investigación continuo como bien especifica el autor del artículo, José Contreras.

    ARTÍCULO 2: ¿CÓMO SE HACE?.
    Como toda investigación, la I-A necesita basarse en una metodología. La I-A, en cuanto a su metodología, es la interacción de evidencias que obtenemos de la realidad y los procesos de reflexión sobre los que tratamos de dar sentido a esa realidad.
    Podemos decir que la I-A consiste en una espiral de acción-observación-reflexión-nueva acción etc, con lo cual, antes de iniciarla, debemos tener bien planteados los pasos que vamos a seguir:
    1.Definición del problema: debemos centrar la atención en aquel problema o conflicto que nos interesa resolver.
    2. Análisis del problema y recogida de datos: Una vez decidido el problema en el que vamos a centrar nuestra investigación, debemos recoger la cantidad de datos necesaria (ayudándonos de los diversos instrumentos de recogida de información).
    3.Análisis y reflexión: Una vez recogido los datos necesarios, nos disponemos a elaborar un análisis exhaustivo, a través del cual podamos obtener unas conclusiones claras.
    4.Propuesta de acción y mejora: buscamos las posibles mejoras.

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  19. En el artículo de José Contreras, se reflejan diferentes perspectivas de abordar el concepto de investigación-acción ya que es un término que ha ido evolucionando a lo largo de la historia.
    Por no reiterarme en los comentarios realizados por mis compañeros, añadiría una idea clave de la importancia de la investigación-acción de forma generalizada.

    Me gustaría comenzar resaltando que según el autor, la investigación acción es un proceso que integra el conocimiento y la acción, utilizando una metodología participativa por parte de los investigadores, que se convierten en los protagonistas del proceso de construcción del conocimiento de la realidad del objeto de estudio, en la detección de problemas y necesidades y en la elaboración de propuestas y soluciones. En esta investigación-acción concretamente se refleja como los investigadores se centran en la obtención de resultados con el propósito de cambiar una situación que está afectando a un grupo de sujetos.
    Además se debe tener en cuenta, que la investigación acción; nos permite tener contacto con los integrantes que habitan en cualquier comunidad, ya que ellos son los perjudicados en cuanto a los problemas que allí se presentan.
    Resaltaría también que además del carácter participativo, en la investigación-acción llevada a cabo por José Contreras la propia investigación es sinónimo de acción , ya que al detectar problemáticas directamente, implica también el buscar soluciones y actuaciones para llevarlo a cabo y conseguirlo.
    Para finalizar, haría referencia al enfoque práctico de esta modalidad, ya que tratan de buscar los protagonistas y los principales beneficios de la propia investigación. Por lo que siguiendo con un enfoque general, se podría decir que el fundamento de la investigación-acción es cuestionar las prácticas sociales y los valores impuestos socialmente a través de los conocimientos, para potenciar el cambio y aprender a partir de las consecuencias de los problemas y necesidades detectadas.

    EVA CASES FERNÁNDEZ

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  20. ¿QUÉ ES?

    La Investigación-Acción supone entender la enseñanza como un proceso de investigación/ continua búsqueda… porque entiende que la interacción humana y la intervención social no pueden ser tratadas como procesos mecánicos, sino como procesos permanentes de construcción colectiva.
    Lewin (años 40- EEUU), a pesar de que la idea de I-A ya la habían utilizado otros
    autores anteriormente, fue quien le dio entidad al intentar establecer una forma de investigación que integrara la experimentación científica con la acción social. Definió el trabajo de l-A como un proceso cíclico de exploración, actuación y valoración de resultados.
    Sin embargo, no es hasta comienzos de los años 70 en Gran Bretaña cuando nos volvemos a encontrar, con la IA dentro del ámbito educativo, de la mano de Lawrence Stenhouse y de John Elliott. Para ellos significa la convicción de que las
    ideas educativas sólo pueden expresar su auténtico valor cuando se intenta traducirlas
    a la práctica.

    Rasgos Característicos

    La I-A integra el conocimiento y la acción
    La I-A pone en cuestión la idea de que la forma racional de proceder en la práctica es aplicando el conocimiento disponible.
    La I-A cuestiona la visión instrumental de la práctica
    No es aplicable una concepción que separa los medios de los fines.
    La I-A es realizada por los implicados en la práctica que se investiga
    Son los propios implicados en la práctica quienes llevan necesariamente a cabo la investigación. La I-A no es el estudio de lo que otros hacen, sino el de nuestras propias prácticas.
    La I-A tiene por objeto mejorar la práctica
    La I-A se dirige a transformar o mejorar la práctica, lo cual significa la mejora tanto de sus cualidades internas como de las condiciones en que ésta ocurre (no se desliga el problema de comprender la realidad)
    La I-A supone una visión sobre el cambio social
    Plantearse la transformación o la mejora de las prácticas educativas supone tanto una comprensión de múltiples aspectos, como una forma de enfrentarse a las limitaciones que éstos imponen en los intentos de cambio.

    El enfoque práctico
    La I-A mejora la práctica al desarrollar la capacidad de los docentes para su juicio profesional en situaciones complejas y singulares. Ayuda a su vez al profesorado a reflexionar sobre sus concepciones educativas implícitas, haciéndolas conscientes y criticables.
    Las prácticas educativas deben examinarse y juzgarse apelando a tradiciones críticas que nos permiten analizar el compromiso de dichas prácticas.

    ANDREA JARDÓN PUENTE

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  21. ¿CÓMO SE HACE?
    La I-A cobra sentido en la acción; es decir, es la acción y su transformación lo que justifica este proceso. Por tanto, es la acción que realizamos y en la que estamos inmersos la realidad que nos preocupa. No es una realidad ajena, sino nuestra propia actuación.
    Se pueden distinguir las siguientes fases: definición de un problema práctico; recogida de datos; análisis y reflexión, y propuesta de acción.
    -Definición de un problema práctico
    El proceso de I-A se centra en un espacio de indagación que resulta problemático, partiendo de una situación que tiene que ver con el campo de la acción y que se quiere cambiar o mejorar.
    -Análisis del problema y recogida de datos
    Nos orientará acerca del tipo de información que podemos necesitar para entender mejor el problema que nos preocupa y sus claves.
    (Importante recoger información que exprese el punto de vista de las personas implicadas; información sobre las acciones tal y como se desarrollaron; e información introspectiva sobre nosotros mismos)
    -Análisis y reflexión
    La reflexión y el análisis de los datos debe dirigirse siempre de modo que permita no sólo una mejor comprensión de los términos del problema, sino también que se abra a nuevas posibilidades de acción.
    -Propuesta de acción
    Cualquier propuesta de acción a la que se llegue tras el análisis y reflexión debe siempre entenderse en un sentido hipotético; es decir, se emprende la nueva actuación como un supuesto de mejora de la práctica, que debe analizarse de nuevo.

    ANDREA JARDÓN PUENTE

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  22. Tras leer los dos artículos de Contreras, Qué y Cómo se hace la investigación-acción podemos ver lo difícil que ha sido la conceptualización de tema que tratamos, desde sus inicios se ha ido cambiando y perfilando su interpretación, de tal forma que hoy podemos hablar de investigación-acción como un proceso que integra el conocimiento y acción, de tal forma que la teoría y la práctica forman un unión indisoluble dando lugar así a una retroalimentación entre ambas.
    La investigación-acción convierte a la práctica en objeto de investigación, de manera que conocer y actuar forman parte de un mismo proceso exploratorio.
    Otro de los rasgos que más me llaman la atención dentro de los artículos de Contreras es la mención que se hace a que son los protagonistas de las acciones sociales, y no los expertos o los investigadores profesionales, los que deben llevar a cabo la investigación-acción, me parece algo muy importante, ya que desde mi punto de vista son las personas que están inmersas en un realidad las que pueden llegar a conocer, actuar y cambiar esa realidad mejor que profesionales externos a los que les es mucho más difícil comprender la realidad que estudian y sobre la que trabajan, además debe ser tarea de esas personas, poder cambiar lo que les rodea, ya que son ellos los participes de esa realidad.

    Desde mi punto de vista los rasgos de la investigación-acción deberían ir:
    -La investigación-acción supone una visión sobre el cambio social
    -La investigación-acción es realizada por los implicados en la práctica que se investiga
    -La investigación acción como objeto de mejorar la práctica
    -La investigación-acción cuestiona la visión instrumental de la práctica
    -La investigación-acción integrada por conocimiento y acción.

    Con respecto al enfoque práctica de la investigación-acción, La I-A ayuda al profesorado a reflexionar sobre sus ideas implícitas y a mejorarlas en el proceso de intentar mejorar su práctica educativa. Por tanto, la I-A mejora la práctica al desarrollar la capacidad de los docentes para su juicio profesional en situaciones complejas y singulares es decir la investigación-acción busca que los beneficiarios de esta práctica sean los propios protagonistas de la investigación.

    Finalmente quiero hacer referencia al como se hace la investigación-acción, en el artículo de Contretas de hace referencia a un ciclo, el ciclo de la I-A, en el cual se parte de un problema práctico se analizan una serie de fases y se vuelve a la búsqueda de un problema o a la redefinición del mismo, desde mi punto de vista es fundamental, el hecho de partir de un problema práctico, de una evidencia que marque claramente una necesidad que trabajar, algo que cambiar y mejorar, y siempre desde un punto de vista continuo y cíclico.

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  23. Es difícil escapar de la reiteración en mi comentario después de haber leído el texto y los comentarios surgidos en este blog. Sin embargo, intentaré plasmar los aspectos que más relevantes me han parecido sobre el primer y segundo artículo de José Contreras que nos sirven de introducción a la asignatura Investigación-acción:
    ¿QUÉ ES LA I-A?
    ¿Qué es la Investigación acción? No existe una definición exacta, un significado específico a esta pregunta. Se trata de un concepto abstracto con diversas interpretaciones. De hecho, Contreras diferencia tres enfoques en la I-A: Un enfoque técnico con una clara preocupación eficentista y productivista; Otro práctico, que se interesa en indagar y reflexionar sobre la práctica; y un tercero crítico, que va más allá que el anterior intentando romper con los límites burocráticos y las estructuras socialmente aceptadas que impiden la modificación de la práctica.
    El autor descarta directamente el primer enfoque, el técnico, al considerarlo contrario a lo que realmente es la I-A. Se centra, por tanto en el análisis del enfoque práctico y el crítico.
    Lo que se concluye de todo esto es que tanto la práctica como la crítica son necesarias para la mejora de los procesos educativos tan relevantes a nivel social. Es desde la práctica donde se corrigen errores y se analizan procesos y metodologías, sin embargo, es también necesaria una concepción crítica que suponga un profundo cambio a nivel social.
    Podríamos concluir, por tanto, que la I-A es un proceso continuo de mejora de la enseñanza mediante la investigación, el análisis, la reflexión y la mentalidad crítica cuyos motores de cambio son los propios protagonistas de la realidad educativa.

    ¿CÓMO SE HACE?
    La I-A podríamos considerar que es una forma de entender la práctica docente. Va más allá de la simple resolución de problemas, se interesa por el “por qué” se han producido, por el origen de los mismos. Será necesaria la implicación de todos los protagonistas implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje y que estos sean conscientes de dicho proceso de cambio.
    Para representar el proceso de la I-A, Contreras nos muestra un ciclo en espiral partiendo de un problema inicial que indica lo que está ocurriendo y se determinan los puntos clave de lo que se pretende conseguir. Posteriormente se procederá a analizar el problema de partida e interpretarlo. Luego, se establecerán las bases de lo que se quiere cambiar, cómo, por qué y cuando. Finalmente, se elegirá el procedimiento a seguir y las líneas de cambio.
    Este supuesto de mejora elegido al final del ciclo será también analizado e interpretado con el objetivo de detectar errores, determinar aciertos y mejoras y corregir limitaciones o carencias. La I-A, por lo tanto, tiene su sentido en la acción, en la práctica, en el día a día, en los pequeños detalles que en conjunto conforman una estructura social y educativa. Pero sobretodo se preocupa de su continua mejora y progreso, mediante un análisis continuo y exhaustivo en búsqueda de una educación con garantías y de calidad y, con ello, pretender una sociedad mejor.

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  24. Hoy más que nunca, y mañana más que ayer, deberíamos de buscar una proyección social a las tareas desarrolladas en el aula, deberíamos de cambiar la forma que tenemos de entender la enseñanza. Nos ceñimos a patrones que clasifican a las personas dejando a un lado la valía de éstas, apagando su ilusión por aprender, su creatividad, desvirtuando el concepto de aprendizaje y dejando que el azar dictamine la sentencia a través de numerosas pruebas “objetivas” llamadas exámenes. ¡Las acciones escolares no pueden determinar el todo en educación!, ¿dónde queda su debate social y político?, ¿quién la construye?.

    En la actualidad, toda ley educativa comparte el concepto de “mejora”, y lógico sería que todos lo buscásemos a pesar de que la realidad de muestras de todo lo contrario. ¿Cómo podemos predicar métodos de aprendizaje idóneos a través de palabros biensonantes como “aprender a aprender”, “aprendizaje significativo”, “competencia”… si luego nos dedicamos, en la práctica, en la realidad, a llevar a cabo todo lo contrario?, ¿qué sentido tiene? Es algo que siempre me ha llamado la atención. Algo que podría ser interesante, que podría llenarte de saber, de ganas de seguir estudiando, se convierte en desilusión, ¿por qué?.

    Cuando trabajamos con personas, debemos de asimilar, que aunque no lo parezca, aún nos merecemos un trato distinto a las plantas. Con esto me refiero a que no podemos cuantificar los procesos sociales. Lo humano requiere indagación, diálogo abierto, reflexión… las fórmulas matemáticas están muy bien para lo que están, pero debemos de optar por una u otra forma de investigación en función de a quién nos estemos dirigiendo. Ya en los años 40, podemos ver como Lewin intenta establecer una forma de investigación, que sin limitarse a una mera producción literaria, trataba de integrar la experimentación científica con la acción social. Se tardaría poco en descubrir que los cambios eran más efectivos cuando los propios profesionales se implicaban en los procesos de investigación tomando parte de las decisiones.

    Hablar de I-A implica investigar sobre nuestro propio trabajo, sin intermediarios (sin expertos, sin investigadores profesionales), tomando tanto la dirección, como el desarrollo y el control de todo el proceso investigativo. Para ello, será necesario aunar reflexión, planificación, observación y acción (siendo este un proceso cíclico sin fin). Estamos ante un proceso de cambio social que se emprende colectivamente (no mediante la práctica individual), ante una forma de indagación autorreflexiva que convierte a la práctica en objeto de investigación centrándose no en lo que otros hacen, sino en nuestras propias prácticas.

    Digamos que el hecho de educarse a si misma sería la utopía de toda comunidad, es decir, que los responsables de la práctica asuman el protagonismo de su propia transformación. Y digo utopía porque al menos por ahora, aunque se promulgue la defensa de una práctica docente reflexiva, de colaboración e investigadora, no se dan los medios necesarios para llevarla a cabo. En conclusión, esta práctica se entiende como un añadido voluntario y no como una exigencia laboral (José Contreras nos recuerda que parte del ejercicio profesional es investigar sobre él).

    Concluiré diciendo que no podemos entender la I-A como algo ajeno al contexto, a las personas y sus interpretaciones o a las consecuencias sociales que de esa práctica transformadora se deriven. Debemos interrogarnos continuadamente, tanto a nosotros mismos como a la realidad (sin olvidar que ésta estará condicionada también por nuestras actuaciones) teniendo en cuenta y evitando la disonancia entre lo que pretendemos y lo que la realidad refleja, previniendo así conflictos y dándonos cuenta de que no es la realidad en si la que es problemática sino nuestra relación con ella, su diferencia con respecto a lo que nosotros quisiéramos que fuera.

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